El escandaloso despilfarro de Gildo Insfrán: una Municipalidad paralela para saciar ambiciones internas
Gildo Insfrán y su "Municipalidad Paralela" al Servicio de la Ambición Política. En Formosa, la ética política y el buen uso de los recursos públicos parecen haberse desvanecido bajo el mando de Gildo Insfrán. El gobernador, con más de dos décadas en el poder, ha transformado el uso de los dineros públicos y las herramientas del Estado en meros instrumentos para avanzar su agenda política personal. La última prueba de este inescrupuloso manejo del poder es la creación de una "Municipalidad paralela" , al mando del arlequín de su Ministro de Economía, Obras y Servicios Públicos Jorge Oscar Ibañez

El manejo del poder en Formosa ha alcanzado nuevas cimas de inescrupulosidad y abuso bajo la administración del gobernador Gildo Insfrán, quien ha transformado el Estado en una herramienta personal para perpetuar su dominio político. Lo que podría ser considerado un escandaloso abuso de los recursos públicos ha pasado a ser una norma, con un descaro alarmante que merece la más severa condena. La creación clandestina de una "municipalidad paralela" bajo el mando del concejal Marcelo Sosa, representante de su espacio, es solo la última manifestación de esta maquinaria que desangra las arcas provinciales en beneficio de sus inconfesables intereses.
El objetivo de este esquema es claro: erosionar la figura del actual intendente de la capital provincial, quien ha logrado imponerse consistentemente en cada pulsada política interna dentro y fuera del Partido Justicialista (PJ). La persistente rivalidad entre Insfrán y algunos jefes comunales que le son leales, pero NO obsecuentes ha llevado al Gobernador a desplegar tácticas propias de un régimen totalitario: asfixia económica a los municipios que no se persignan ante su caprichos, persecución política de quienes osan pensar diferente y una despiadada campaña de intimidación con el uso instrumental de la Policía, la Justicia. y otras instituciones claves como los Concejos Departamentales de Educación, todas verdaderas Unidades Básicas del enigmático Modelo Formoseño.
La imagen de Marcelo Sosa —un concejal con antecedentes de violencia de género y actualmente excluido judicialmente de su hogar— al frente de estas operaciones es un insulto adicional a los ciudadanos, quienes ven cómo sus impuestos son usados para beneficio personal de quienes pretenden perpetuarse
No es nuevo el método preferido de Insfrán, que combina la coacción política con una campaña de dádivas y entretenimiento ("pan y circo") para mantener el control sobre una base de seguidores cada vez más dependiente. Sin embargo, lo más preocupante de este esquema es el uso descarado de los recursos del Estado para financiar una estructura paralela, sin justificación alguna más que la ambición de desgastar a un intendente de su propio partido. El despliegue de maquinaria pesada, camiones, personal y materiales de construcción provenientes del Gobierno Provincial para ejecutar obras públicas bajo el sello de campaña de Gildo Insfrán no solo es inmoral, sino ilegal. Este es un robo a plena luz del día, financiado con los impuestos de los contribuyentes y las herramientas del Estado.
La construcción de puentes, la reparación de calles y el movimiento de suelos que debería ser competencia exclusiva de la Municipalidad de la capital, ha sido apropiada por este aparato paralelo. Todo bajo la fachada de un esfuerzo de "gestión", pero en realidad es un acto de guerra interna partidaria. La imagen de Marcelo Sosa —un concejal con antecedentes de violencia de género y actualmente excluido judicialmente de su hogar— al frente de estas operaciones es un insulto adicional a los ciudadanos, quienes ven cómo sus impuestos son usados para beneficio personal de quienes pretenden perpetuarse.
El resentimiento de Insfrán por las derrotasde sus sublemas tanto en la capital como en el departamento Formosa frente a Jofré, así como en Clorinda y el departamento Pilcomayo frente a Manuel Celauro, ha hecho que el gobernador recurra a su vieja fórmula de "látigo y billetera" para disciplinar a los desobedientes. El temor a seguir acumulando derrotas en el interior, como podría suceder en Las Lomitas y Laguna Yema, ha llevado a Insfrán a emplear todos los medios a su disposición para castigar a quienes se atrevan a desafiarlo, prometiendo aplastarlos en las urnas con el poder que le otorgan los recursos del Estado.
Esta farsa, presentada como una labor de gestión pública, no es más que un monumento a la corrupción y la falta de escrúpulos de una administración que, lejos de trabajar por el bienestar de los formoseños, está centrada exclusivamente en sus propios intereses. Los contribuyentes están financiando no solo un aparato de propaganda, sino una maquinaria electoral disfrazada de servicio público. Cada camión, cada máquina vial, cada litro de combustible utilizado en esta "municipalidad paralela" es un recordatorio de cómo el poder puede ser utilizado para manipular y controlar, cuando las instituciones públicas se utilizan inescrupulosamente.
Es momento de que los ciudadanos de Formosa se pregunten hasta cuándo permitirán que sus recursos sean utilizados de esta manera. La perpetuación en el poder no puede estar por encima del respeto a las instituciones y al bien común. El pueblo merece un gobierno que respete sus derechos y que utilice los recursos públicos para el desarrollo y bienestar de todos, no para alimentar la maquinaria de poder de unos pocos.
Lo más vergonzoso de este esquema es que el despilfarro es visible a plena luz del día, con el apoyo de los medios estatales. Las calles se llenan de obras que llevan el sello del partido de gobierno, pero están orientadas no al bienestar de los ciudadanos, sino a reforzar la imagen de Insfrán y su sector interno, la "17 de Octubre". Una obra que debería ser para todos los formoseños es convertida en una burda campaña electoral, financiada por los recursos de quienes menos pueden defenderse: los contribuyentes y los vecinos.
¿Qué clase de democracia es esta, donde el poder se perpetúa a base de amenazas, despilfarros y humillaciones públicas? La historia política de Formosa bajo el mando de Gildo Insfrán es la de un caudillismo rancio y autocrático. Es hora de que la ciudadanía despierte y exija transparencia y responsabilidad. Los recursos públicos deben ser usados para el bien común, no para financiar los caprichos y las rencillas personales de quienes se creen dueños del poder.