La Fiesta del 17 de Octubre: ¿Celebración popular o uso político del poder?
Día de la Lealtad Peronista en Formosa: entre la memoria y la implosión del poder local. Este jueves 17 de octubre, convocada por el gobierno y pagada por los contribuyentes, Formosa se prepara para conmemorar el Día de la Lealtad Peronista con un acto multitudinario frente al monumento de Juan Domingo Perón. Sin embargo, más allá del entusiasmo de la militancia, la organización de este evento mezclando lo institucional con lo partidario plantea serias inquietudes sobre el uso de recursos públicos y la legitimidad política de quienes encabezan la celebración.

La celebración del Día de la Lealtad Peronista en Formosa, tradicionalmente un acto cargado de simbolismo partidario, adquiere este año un matiz más complejo y polémico. La figura de Gildo Insfrán, gobernador que ha dominado el escenario político formoseño por más de tres décadas, enfrenta una de sus mayores sacudidas internas en años recientes. La deserción de dos intendentes clave, dejando en evidencia la crisis de liderazgo y la tensión dentro del justicialismo formoseño. Estas salidas no fueron pacíficas: ambos mandatarios denunciaron públicamente la hegemonía del gobernador y las persecuciones que siguieron a su desvinculación culminaron en un violento enfrentamiento a los tiros en Las Lomitas.
A esta coyuntura se suma la sorpresiva desaparición física del intendente Manuel Celauro, un líder justicialista con peso propio, qué desafió el poder de Insfrán, lo enfrentó y le ganó seis elecciones consecutivas al aparato liderado por Insfrán-Mayans, consolidándose como un símbolo de autonomía política dentro del justicialismo formoseño, donde la oposición interna al Gildismo lo contaban como un aliado natural. La celebración del Día de la Lealtad, apenas horas después de su muerte, tiene así un tono marcado por la pérdida de uno de los pocos líderes capaces de enfrentar y desafiar abiertamente al gobernador.
El panorama se complejiza aún más en un contexto en el que la Corte Suprema de Justicia ha comenzado a mover los expedientes contra la reelección indefinida. Para colmo este movimiento judicial coincide con el pronunciamiento reciente de la Confederación General del Trabajo (CGT), que se ha manifestado en contra de las actuales conducciones kirchneristas y ha pedido una renovación dentro del Partido Justicialista, un mensaje que resuena con fuerza en el contexto formoseño, donde las voces críticas dentro del propio espacio han comenzado a ganar volumen.
Viejas Traiciones
La fecha del Día de la Lealtad también evoca recuerdos de viejas traiciones dentro del justicialismo provincial. La figura de Vicente Joga, exgobernador y en su momento mentor político de Insfrán, es recordada como uno de los grandes traicionados en la interna del peronismo formoseño, así como el caso de Floro Bogado, cuyo fallecimiento no impidió a Insfran desplazar a su gente cercana de sus fuentes laborales. Estas tensiones históricas, lejos de disiparse, parecen alimentar el presente político de una provincia que se debate entre la continuidad de un liderazgo de décadas y los cada vez más fuertes reclamos de renovación y autonomía en su interior.
Este Día de la Lealtad Peronista en Formosa, por lo tanto, no solo rememora un hito fundacional del movimiento peronista en el país, sino que se convierte en un espejo del frágil equilibrio de poder que atraviesa el justicialismo local, marcado por la pérdida de liderazgos, las traiciones históricas y la creciente presión por un cambio que, aunque latente, parece cada vez más inevitable.
Los recursos destinados a la celebración de este evento NO provendrán de las arcas partidarias, sino de los impuestos que todos los formoseños, peronistas o no, aportan
En primera instancia, llama la atención la naturalidad con la que se organizan reuniones partidaria en la Casa de Gobierno, presidida por el jefe de Gabinete, Antonio Ferreira, junto a miembros del gabinete provincial. ¿No debería la sede gubernamental ser un espacio dedicado exclusivamente a asuntos de Estado, en lugar de funcionar como centro de coordinación para un acto estrictamente político? Esta fusión entre el aparato estatal y el Partido Justicialista refleja una práctica que en cualquier democracia saludable debería generar al menos un debate público. Resulta difícil evitar la conclusión de que los recursos destinados a la celebración de este evento NO provendrán de las arcas partidarias, sino de los impuestos que todos los formoseños, peronistas o no, aportan.
¿Qué lealtad encarna Insfrán cuando su ascenso al poder se construyó sobre la traición a su mentor, el exgobernador Vicente Joga?
La celebración contará, además, con la cobertura en directo de la Red de Medios de Formosa. Este monopolio hegemónico mediático, al servicio de un único mensaje oficialista, es otra cuestión preocupante. La transmisión de un evento partidario financiada con fondos públicos, a través de medios estatales que deberían mantener una postura neutral, refuerza la idea de un Estado instrumentalizado al servicio de una única fuerza política.
Por otra parte, la figura central del acto será, como era de esperarse, el gobernador Gildo Insfrán, quien lleva 28 años en el poder. En este contexto, la "lealtad peronista" que se celebra no puede evitar evocar una paradoja: ¿qué lealtad encarna Insfrán cuando su ascenso al poder se construyó sobre la traición a su mentor, el exgobernador Vicente Joga? A esto se suman otros episodios sombríos, como la detención del presidente del Superior Tribunal de Justicia o la clausura de la Legislatura, acciones que Insfrán promovió para consolidar su dominio. Peor aún, fue bajo su mandato que se impulsó la reforma constitucional que estableció la reelección indefinida, garantizando su perpetuación en el poder, una maniobra que muchos consideran contraria al espíritu democrático y que raya en lo inconstitucional.
Concentración de poder, clientelismo y falta de alternancia
Por otro lado, el discurso oficial no escatima en halagos hacia Insfrán, colocándolo como el último gran defensor del modelo peronista, una figura inquebrantable frente a los embates de "los enemigos del pueblo", según se mencionó en la reunión organizativa. Sin embargo, esta retórica ignora los cuestionamientos legítimos sobre la concentración del poder y la falta de alternancia en una provincia que parece atrapada en un círculo de clientelismo político.
¿Es un acto de unidad peronista o la reafirmación de un liderazgo que ha perdido contacto con los principios fundacionales del movimiento?
La conmemoración del Día de la Lealtad debería ser una oportunidad para reflexionar sobre los ideales peronistas de justicia social, soberanía política e independencia económica. Pero en Formosa, bajo el largo mandato de Insfrán, la "lealtad" parece haberse transformado en un concepto que justifica la sumisión a un líder eterno, más que en una adhesión genuina a los valores populares y democráticos. Frente a esta realidad, cabe preguntarse: ¿cuál es el verdadero sentido de esta celebración? ¿Es un acto de unidad peronista o la reafirmación de un liderazgo que ha perdido contacto con los principios fundacionales del movimiento?
El control absoluto sobre la provincia y la instrumentalización de la "lealtad" como una herramienta de poder personal, en lugar de una genuina conexión con la gente, es quizás el cuestionamiento más incómodo que este 17 de octubre nos deja.