Hipocresía en escena: Gildo Insfrán celebró la entrega de títulos postergados por más de 40 años
En un acto cargado de cinismo, el gobernador Gildo Insfrán presidió este sábado 30 de noviembre en la Escuela N°380 "Docentes Argentinos" del barrio 2 de Abril con una puesta en escena que, lejos de ser un motivo de celebración, evidencia décadas de desidia y manipulación política. Insfrán calificó como un "hecho importante" la entrega de títulos de propiedad a 172 habitantes del barrio, quienes esperaron más de 40 años por un derecho básico que el gobierno provincial retuvo injustamente como herramienta de control político.

Mientras el gobernador se atribuía méritos, muchos de los beneficiarios originales ya han fallecido, y sus herederos han tenido que enfrentar un calvario administrativo y judicial. Algunos incluso llevaron al Estado provincial, a Insfrán, a la Fiscalía de Estado y al Instituto Provincial de la Vivienda (IPV) ante la justicia por la denegación arbitraria de títulos pese a haber cumplido con el pago completo de las viviendas hace décadas.
Propaganda sobre la miseria ajena
El acto, más que un gesto de justicia, fue una puesta en escena propagandística en medio de una creciente indignación social por el manejo discrecional de las adjudicaciones de viviendas, terrenos urbanos y rurales. No es casual que esta "entrega simbólica" llegue tras los escándalos recientes que salpican al oficialismo, incluyendo denuncias contra punteros políticos y funcionarios afines a Insfrán que se adjudican viviendas destinadas a familias necesitadas, o a quienes les entregan campos despojados violentamente a las familias criollas que ocuparon y trabajaron toda su vida.
El caso del concejal Marcelo Sosa, quien ocupa dos viviendas sociales para construir una mansión, la represión y muerte de aborigenes qom en La Primavera para darle su tierras a los Celías, el violento desalojo de la familia Herrera en el oeste formoseño y otros criollos para favorecer a Miguel Insfrán, exintendente y cercano al gobernador, son ejemplos contundentes del uso clientelar y represivo de los recursos del Estado.
El discurso del cinismo
Durante el acto, el gobernador no dudó en deslindar responsabilidades, instando a los vecinos a "acercarse al Instituto Provincial de la Vivienda" para resolver pendientes. "No me culpen a mí de que no reciben el título, en algunos casos no puedo convalidar esas cosas porque incurriría en un delito", afirmó irónicamente. Sin embargo, la realidad es que estos vecinos llevan décadas atrapados en una maraña burocrática diseñada para perpetuar la dependencia política.
Insfrán finalizó su discurso con un tono cínico: "A palabras necias, oídos sordos". Pero para los formoseños que esperan justicia y respeto por sus derechos, sus palabras no son solo necias, sino profundamente ofensivas.
Este acto no es más que una muestra de cómo el oficialismo utiliza las necesidades básicas como moneda de cambio político, perpetuando un sistema donde los derechos ciudadanos dependen del favor del poder.
La entrega de títulos debió ser un acto administrativo rutinario hace décadas, no un espectáculo tardío para lavar la cara de un gobierno que sigue profundizando desigualdades, la persecución, los negociados e injusticias con las tierras en Formosa.