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Riquelme

Siete Palmas: 103 años de historia y una promesa de asfalto que sigue enterrada en el barro

En declaraciones contundentes a Radio Libre y Radio Parque, el productor rural Miguel Riquelme, vecino de la localidad formoseña de Siete Palmas, denunció la promesa incumplida del gobernador Gildo Insfrán respecto al asfaltado del acceso principal al pueblo, una deuda histórica que sigue generando que sigue generando postergación e incoonvenientes entre sus habitantes.

"Tenemos 103 años de vida y somos la única comuna del interior que no tiene acceso asfaltado", afirmó Riquelme, visiblemente molesto por una situación que afecta directamente la vida cotidiana de toda la comunidad. "Cuando cae una gotita ya tenemos problemas con el camino de tierra. No entran los proveedores, no entra el camión de caudales, y los chicos que van a la universidad en Laguna Blanca tampoco pueden asistir a clases".

El reclamo se vuelve aún más grave al considerar que Siete Palmas no es un paraje olvidado: cuenta con escuelas, colegio secundario, destacamento policial, cajero automático y colonias productivas de relevancia. "Nos merecemos un camino", insistió Riquelme, recordando la promesa pública que el propio gobernador Insfrán hizo cuando el pueblo cumplió su centenario: "El gobernador dijo que Siete Palmas necesitaba ser pueblo y estar comunicados. Lo dijo en persona, lo tenemos grabado, y el pueblo lo aplaudió. Pero hasta hoy, seguimos esperando".

La situación empeora al considerar que hubo licitación pública, cartel de obra, monto asignado, plazo de finalización, y hasta movimientos de suelo ejecutados por la empresa contratada. Pero todo quedó a mitad de camino. "La obra se paró. Después vino el otro gobierno, el del presidente Milei, y tampoco se continuó. Yo no salgo a favor de uno ni de otro, solo quiero un camino. Nos lo merecemos", sostuvo el productor.

Riquelme aseguró que será el primero en aplaudir cuando el gobernador cumpla con su palabra, pero dejó en claro que la paciencia tiene límites: "Las autoridades deben satisfacer las necesidades de cada pueblo. Nosotros tenemos 103 años, y seguimos esperando que nos miren".

La situación de Siete Palmas se convierte así en un símbolo del abandono del interior profundo formoseño, donde los carteles de obra y las promesas de campaña muchas veces valen más que las necesidades reales de sus ciudadanos. Una deuda que no se tapa con palabras, sino con caminos transitables y gestiones concretas.