Samaniego, el vocero del delirio: dijo que Formosa tiene "el mejor sistema de salud y educación del país"
En un acto oficial pagado con fondos públicos, el presidente del bloque del Partido Justicialista en la Legislatura, Agustín Samaniego, usó la inauguración de una sala de primeros auxilios en Mansilla para desplegar una defensa ciega del "Modelo Formoseño", ensalzando logros inexistentes y atacando a la oposición con un discurso más propio de un acto partidario que de un evento institucional.
Con su característico tono agudo y sin el más mínimo sonrojo, el diputado Agustín Samaniego —rebautizado por muchos formoseños como Samaciego por su negación sistemática de la realidad— pronunció un discurso cargado de frases insólitas y propaganda vacía, durante el acto de inauguración de una sala de primeros auxilios en General Mansilla. El evento, que debería haber sido estrictamente institucional, se transformó en una tribuna partidaria a favor del eterno gobernador Gildo Insfrán.
"Formosa tiene el mejor sistema de Salud y Educativo del País", dijo, mientras los datos oficiales muestran todo lo contrario: Formosa lidera los peores indicadores de pobreza, empleo, producción, salud, educación y mortalidad infantil del país .
Samaniego, sin pudor alguno, afirmó que los logros del "Modelo Formoseño" —desde "la red vial" hasta "la ciencia y tecnología"— "no los soñaron ni nuestros antepasados", y llamó a defender en las urnas el próximo 29 de junio este supuesto modelo de desarrollo, que según él, es "la esperanza del futuro".
¿Esperanza o atraso crónico?
La provincia de Formosa, gobernada por el peronismo ininterrumpidamente durante más de 40 años y por Gildo Insfrán durante los últimos 36 años (28 como gobernador y 8 como vicegobernador), se encuentra entre las jurisdicciones más pobres, más asistidas y menos desarrolladas del país. Es una provincia parasitada por el Estado nacional, que depende en un 92% del presupuesto federal para funcionar, sin generación genuina de empleo ni de riqueza productiva.
Aún así, Samaniego se atrevió a decir:
"Así hemos conformado, le pese a quien le pese, el mejor sistema de salud de la Argentina".
La frase, en una provincia donde los hospitales están colapsados, faltan insumos, médicos y especialistas, y donde los pacientes deben esperar semanas o meses por una atención básica, resulta no solo absurda, sino una falta de respeto a la inteligencia de los formoseños .
En el mismo tono de fantasía épica, el legislador gildista sentenció que Formosa es "la primera en educación del país", mientras la realidad muestra niveles alarmantes de deserción, falta de conectividad, y un sistema educativo completamente subordinado al relato oficial.
Acto público, campaña partidaria
Samaniego aprovechó un acto institucional, financiado con recursos públicos, para hacer campaña electoral por el oficialismo provincial. "Reventemos las urnas diciendo con nuestro voto que amamos a Formosa", pidió, acusando a la oposición de "querer rifar el futuro" y de "odiar a Formosa".
"Formosa es futuro, progreso y Modelo Formoseño", repitió como un mantra, en una provincia con miles de jóvenes migrando por falta de oportunidades, miles de jubilados dependiendo de bolsones, productores fundidos y sueldos estatales de miseria.
Al finalizar su intervención, se alineó al tono mesiánico de Insfrán:
"Nada ni nadie nos detendrá, porque somos un pueblo en marcha al que nadie puede parar".
La realidad no se tapa con discursos
El problema de Samaniego no es sólo lo que dice, sino desde dónde lo dice y para quién trabaja: un poder que lleva décadas empobreciendo a Formosa, aplastando la institucionalidad, manipulando la educación como herramienta de adoctrinamiento y usando el sistema de salud como moneda de control social.
Frente a este modelo agotado, la única urgencia del oficialismo es evitar perder el control absoluto, por eso recurre a discursos grandilocuentes, negacionistas y cargados de épica barata. Pero la realidad no se tapa con un micrófono chillón: los formoseños viven otra provincia, muy distinta a la que dibuja Samaciego.