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Bochorno institucional:

¿Qué oculta la Policía? El comisario Vera abandonó una entrevista al ser acorralado por preguntas incómodas

El jefe de Secretaría General de la Policía, Carlos Vera, protagonizó un vergonzoso episodio al abandonar en vivo una entrevista en Radio Uno. Incapaz de responder preguntas básicas sobre el operativo que involucró a una jueza y su esposo en General Belgrano, se excusó diciendo que debía "atender otros medios". El silencio oficial agrava la incertidumbre.

Un nuevo capítulo de opacidad institucional sacude a la provincia. Esta vez, el protagonista fue el comisario Carlos Vera, jefe de Secretaría General de la Policía de Formosa, quien fue invitado al programa del periodista Diego Madoery en Radio Uno con el objetivo de "aclarar" los hechos ocurridos días atrás en la localidad de General Belgrano, que involucran a una jueza, su esposo —posiblemente trasladado a Paraguay— y un impresionante despliegue policial judicial que despertó todo tipo de sospechas y rumores, incluso más allá del río Bermejo.

Lejos de aportar claridad, Vera eludió cada una de las preguntas formuladas en la entrevista y terminó abandonando el aire en vivo. Su única línea discursiva fue intentar responsabilizar a medios independientes por "malicia" y por difundir supuestas fake news en pleno contexto electoral. Pero el relato se desmoronó en minutos.

Las preguntas que el comisario no pudo ni quiso contestar fueron básicas, legítimas y urgentes:

¿Qué fue lo que denunció la jueza Romelia Sánchez cuando llegó a la comisaría en la madrugada?

¿Aparte del estado de shock, tenia lesiones o heridas?
¿Por qué no fue llevada al hospital local, sino se movilizó médicos para trasladarla a Clorinda?

¿Que denunció, que se montó un operativo para trasladar profesionales (médicos, psiquiatras, forenses) desde Clorinda?
¿Qué carátula policial se le dio al hecho?
¿Cuál es el paradero del esposo de la jueza y por qué se habla de un traslado a Asunción?

El oficial no respondió ninguna de esas preguntas. Al verse superado, cortó la entrevista con una excusa insólita: "Debo atender otros medios".

Mientras tanto, la falta de comunicación clara y oportuna de la Policía de Formosa y del Poder Judicial alimenta las versiones y siembra más dudas que certezas. Lo que podría haber sido explicado como un episodio de índole personal o de salud —si realmente lo fuera— terminó convertido en un espectáculo de secretismo institucional que desacredita aún más a las autoridades.

En medio de un proceso electoral sensible, con una ciudadanía cada vez más desconfiada de sus instituciones, lo ocurrido no solo es una vergüenza comunicacional, sino una alerta sobre el deterioro de los mecanismos de transparencia en Formosa.

Porque cuando una fuerza de seguridad responde a preguntas con evasivas, y un funcionario de alto rango huye del micrófono ante el primer cuestionamiento real, lo que queda en evidencia es una verdad incómoda: en Formosa, decir la verdad sigue siendo más peligroso que ocultarla.