La carta una docente de Laguna Yema que desnudó el manoseo político del sistema educativo formoseño
En una provincia donde el aparato estatal se confunde peligrosamente con el aparato partidario, alzar la voz se ha vuelto un acto de coraje. Esta semana, desde el interior profundo de Formosa, una docente decidió romper el silencio institucional y ponerle nombre y rostro a la inoperancia, el abuso y el manoseo político que padece el sistema educativo provincial.

S.L.G., docente de la EPES N° 25 de Laguna Yema, le envió una carta abierta al gobernador Gildo Insfrán en la que denuncia el abandono institucional de su escuela, la manipulación arbitraria de los cargos directivos, y el sometimiento del sistema educativo a las órdenes de "seudo caudillos locales" que deciden sin legalidad, sin empatía y sin vergüenza.
El caso es elocuente: desde 2023 la EPES N° 25 está sin director. Las autoridades designaron una "interventora" sin respaldo legal, sin asiento en el pueblo y sin respuesta efectiva.
Al renunciar esa figura irregular, la escuela quedó nuevamente acéfala. Las gestiones administrativas están paralizadas y los reclamos, ignorados. Guzmán remarca que existe una lista oficial de puntajes —regulada por la Junta de Clasificación— para ocupar ese cargo, pero que se la desoye deliberadamente. ¿La razón? "La orden es del PEP" , le respondieron, en alusión al Poder Ejecutivo Provincial.
"Es inadmisible que funcionarios que ocupan un cargo se dejen manosear por seudos caudillos que no han aprendido nada de empatía ni del amor al prójimo. Lo que menos hacen es escuchar", señala con valentía la docente en su carta pública.
Más allá del caso puntual, el testimonio de Guzmán desgarra el velo que recubre un problema estructural: la politización obscena del sistema educativo formoseño, donde las decisiones ya no se toman por mérito, ni por trayectoria, ni por normativa alguna, sino por obediencia a un régimen partidario que ha colonizado cada rincón del Estado.
Los docentes —sobre todo del interior— viven bajo una constante presión política.
Se designan cargos por afinidad y no por concurso, se reparten escuelas como botines electorales, y se acalla toda crítica con miedo o represalia. Frente a ese esquema de sometimiento, la voz de Sandra Guzmán irrumpe como un acto de dignidad, un llamado desesperado, pero claro: basta de usar la educación como un feudo político.
Mientras desde el discurso oficial se habla de "modelo formoseño humanista y solidario", en el terreno real los educadores deben mendigar designaciones, sufrir abusos burocráticos y ser sometidos a un régimen que los trata como piezas de un engranaje político antes que como profesionales con derechos.
La carta, escrita con respeto pero sin eufemismos, interpela directamente a Insfrán:
"Recurro a usted para que se tomen cartas en el asunto que me perjudica enormemente", reclama Guzmán, aunque las respuestas —como ya es costumbre— brillan por su ausencia.
La carta es firmada por Sandra Liliana Guzmán, docente de la EPES N° 25 de Laguna Yema