Del jardín infantil al mitin político: El gobernador usa obras públicas para hacer campaña
Lo que debía ser un acto institucional vinculado a la educación infantil, se transformó —una vez más— en un bochornoso acto de campaña financiado con recursos públicos. Esta vez, el escenario fue la inauguración de la refacción del Centro de Desarrollo Infantil "Divino Niño", en el barrio Obrero de la ciudad de Formosa, desde donde el gobernador Gildo Insfrán desató un nuevo discurso de barricada cargado de consignas electorales, ataques al gobierno nacional y llamados explícitos a votar la boleta azul completa el próximo 29 de junio.

Convertido en tribuna política, el acto institucional perdió todo decoro. Lo que debió ser una jornada para celebrar una mejora en infraestructura escolar —modesta, por cierto—, fue utilizado para adoctrinar, señalar enemigos y exigir obediencia electoral. El gobernador, con micrófono en mano y rodeado de funcionarios, acusó al presidente Javier Milei de ser "antipatria", de buscar "destruir el Estado" y hasta de querer "convertir a la Argentina en una colonia de alguna potencia extranjera".
Inauguraciones disfrazadas de campaña: el modelo formoseño, con megáfono y boleta en mano
En un momento que no pasó desapercibido, Insfrán reconoció: "estoy seguro que nosotros hicimos miles de cosas muy malas, que no nos han perdonado, por eso nos han castigado de esta manera". La frase, que roza la confesión política, fue seguida por una serie de justificaciones delirantes que buscaron cargar toda responsabilidad del presente nacional sobre la gestión libertaria, omitiendo —claro está— que Formosa lleva más de 28 años gobernada por él mismo, en un régimen que concentra poder, elimina alternancia y persigue a sus opositores.
Insfrán llamó a "defender la cultura argentina y especialmente la formoseña", e instó a los presentes a votar "con confianza una boleta azul completa", a fin de "plasmar el Modelo Formoseño en la nueva Constitución Provincial". Es decir, convertir en letra constitucional un modelo verticalista, clientelar y autoritario que ha hecho de la sumisión política una condición para acceder a derechos básicos.
"Campaña con recursos públicos: Insfrán convierte actos de gobierno en tribunas partidarias"
El acto no fue un hecho aislado. Se enmarca en una estrategia sistemática del oficialismo formoseño: disfrazar pequeños arreglos, ampliaciones o refacciones de instituciones públicas como grandes gestas de gobierno, y montar sobre ellos escenarios de propaganda electoral donde no hay distinción entre el Estado, el partido y el líder.
Cada baldosa colocada, cada aula pintada, cada tinglado reparado es convertido en una oportunidad para desplegar pancartas partidarias, adoctrinar con altoparlantes y reforzar un relato mesiánico que presenta a Insfrán como único garante de soberanía, patria y derechos.
Una puesta en escena que desnuda el desprecio absoluto por los principios republicanos, y deja al descubierto una realidad inocultable: la campaña del gildismo se sostiene con el bolsillo del Estado y se propaga desde sus instituciones.
La pregunta es simple: ¿cuántas escuelas más se van a refaccionar a cambio de votos? ¿Cuántos CDI más se usarán como plataformas proselitistas? ¿Cuántos actos institucionales más serán pervertidos para blindar la continuidad de un modelo que ya no tiene ideas, solo miedo a perder el poder?