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"Mi hijo fue asesinado por investigar al narcoestado formoseño": Florencia Villa acusó la impunidad del poder político

La madre del oficial Federico Romero, muerto en circunstancias sospechosas hace 9 años, responsabilizó a la policía y apuntó al gobierno de Gildo Insfrán por encubrir su asesinato. Agradeció el respaldo de la diputada Gabriela Neme y de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso, y denunció una feroz campaña de desprestigio en su contra.

Florencia Villa rompió el silencio con una contundencia que atraviesa el blindaje mediático oficial. Madre del oficial de policía Federico Romero, muerto en 2015 en circunstancias que la justicia provincial se negó sistemáticamente a esclarecer, denunció que su hijo fue asesinado por haber investigado casos de narcotráfico que salpican a las altas esferas del poder formoseño.

"Federico no se ahogó. Eso lo sabemos todos. Las pruebas están, las tengo, y muchos también las conocen pero callan. Las pericias dicen que no había rastros de los microorganismos del agua donde supuestamente se habría ahogado. Pero para la policía y para la justicia, Federico simplemente se ahogó", sostuvo Villa con firmeza.

La madre del joven oficial vinculó el crimen de su hijo con investigaciones sensibles que tocaban zonas oscuras del poder: desde la droga secuestrada en una camioneta de propiedad de los exfuncionarios Blanca Denis y Edgar Pérez, hasta el escándalo de los "narcozapallitos" que involucró a Liliana Mabel Tijera Insfrán y Jabier Ávalos, familiares directos del gobernador Gildo Insfrán.

Lejos de retroceder ante las intimidaciones, Florencia Villa apuntó directamente contra el aparato oficial: "Tratan de desacreditar todo esto porque compromete al ministro de Justicia, al gobierno y al propio Gildo Insfrán. Pero yo tengo las pruebas. Y mi lucha es por la justicia, no por política".

En ese contexto, valoró el espacio que tuvo recientemente en el Congreso de la Nación gracias a la Comisión de Derechos Humanos, donde pudo expresar su testimonio por primera vez en un ámbito federal. También agradeció especialmente a la diputada Gabriela Neme, blanco de ataques del gobierno provincial por visibilizar casos como el suyo:
"Toda mi solidaridad con la doctora Neme y con la Comisión que se tomó el tiempo de mirar a Formosa. No fuimos llevados, no fuimos usados. Fuimos convocados, y fuimos escuchados. Nadie nos pagó ni nos obligó a nada."

Villa fue tajante al rechazar la politización de su dolor por parte del oficialismo: "Yo hablo por mí, como mamá de Federico. Jamás vamos a ser parte de ninguna utilización política. Yo no hago política con el dolor, pero parece que el gobierno sí lo hace cuando intenta desacreditar nuestras denuncias justo antes de las elecciones".

"La justicia en Formosa no existe. Y lo más triste es que esto no es solo por Federico, mi hijo, sino por todos los otros casos que siguen esperando justicia y que siguen siendo ignorados. En esta provincia, la justicia es para unos pocos, y no son precisamente los hombres comunes."

Las palabras de Florencia Villa resuenan como un grito que el poder provincial no logra silenciar. Mientras en Formosa se multiplican los testimonios de familiares de víctimas ignoradas, la maquinaria oficial ensaya su habitual respuesta: silencio institucional y estigmatización mediática. Pero esta vez, el dolor encontró un micrófono, y la verdad busca su camino.