El feudo del trueque electoral: Mario Brignole, bolsas por votos y una fortuna familiar construida desde el poder
En un hecho tan escandaloso como indignante, el intendente de El Colorado, Mario Brignole —referente del Frente de la Victoria y emblema de la corrupción, el nepotismo y del clientelismo político formoseño— vuelve a quedar en el centro de la polémica por utilizar las necesidades básicas de su pueblo como fichas electorales. Filmado en un video que circula por redes sociales, Brignole instruye a sus punteros políticos a entregar bolsas de mercadería a cambio de votos, pidiendo como "comprobante" el troquel y la constancia de haber votado boleta azul completa.

Una asociación ilícita enquistada en el poder
Este accionar, que representa una flagrante violación ética y legal, no es una novedad en la historia política del intendente vitalicio, que lleva más de 26 años en el poder y ha sido denunciado reiteradamente por corrupción, nepotismo y enriquecimiento ilícito.
El trueque del hambre: impunidad a cielo abierto
En el video en cuestión, Brignole no solo admite el mecanismo de intercambio entre alimentos y votos, sino que da instrucciones precisas: una bolsa de mercadería por familia y una adicional por cada voto. Así, el sufragio se transforma en moneda de cambio, y la dignidad del pueblo en mercancía electoral.

Este nivel de cinismo solo es posible en un sistema que ha naturalizado el uso del hambre como herramienta de sometimiento político, y que se ejecuta con total impunidad por funcionarios que actúan convencidos de ser intocables.
Un esquema familiar de poder y negocios
Sobre Mario Brignole pesan graves denuncias penales impulsadas por los concejales Emanuel Zieseniss, Fulvio Monfardinini y Pablo López Pereyra, con el patrocinio legal del Dr. Juan "Juanchi" Montoya. Las acusaciones no son menores: enriquecimiento ilícito, lavado de activos, negociaciones incompatibles con la función pública y asociación ilícita.
La denuncia apunta a un sistema de poder completamente concentrado en una sola familia. La esposa de Brignole es diputada, sus dos hijos son concejales, y el resto de sus parientes ocupan cargos en el municipio o son beneficiarios de contratos municipales. Además, la familia es propietaria de corralones, empresas constructoras, maquinaria vial, campos, boliches, flotas de vehículos, una lancha y departamentos, todos bienes cuyo origen legal está en tela de juicio.
¿Cómo se construyó semejante fortuna?
Los concejales denunciantes fueron categóricos: cuando Brignole llegó al poder en 2003, apenas tenía un Renault 21 viejo. Hoy, su familia es millonaria. Y ese crecimiento patrimonial no tiene justificación en los ingresos que provienen de cargos públicos. Por el contrario, señalan indicios claros de corrupción:
Sueldos miserables para empleados municipales, imposibles de asociar a un crecimiento patrimonial lícito.
Contratación de obras públicas con maquinaria y empresas de su propio hijo.
Ausencia total de transparencia, rendiciones de cuentas y acceso a la información pública.
Según los denunciantes, todo esto responde a la estructura de una asociación ilícita destinada a saquear al Estado municipal, con roles definidos entre los distintos integrantes del clan familiar.
"Esto es una muestra palmaria de lo que ocurre cuando una persona se perpetúa en el poder", sentenciaron los concejales. La justicia federal ya tomó intervención, pero el temor, el silencio institucional y el aparato de impunidad que rodea al gildismo en Formosa todavía protegen a Brignole.
Conclusión:
Lo que sucede en El Colorado no es un hecho aislado: es el espejo más crudo del modelo clientelar formoseño, donde la pobreza es cultivada, administrada y explotada políticamente. Y donde funcionarios como Mario Brignole se enriquecen mientras reparten migajas a cambio de votos.
La democracia no puede sostenerse sobre el chantaje, el abuso y la extorsión. Lo que está en juego no es solo una elección, sino la dignidad de todo un pueblo.