Mayans admite que quiere destituir a Milei, justifica a Insfrán y sueña con seguir 24 años más en el Senado
En un insólito reportaje con Chiche Gelblung, el senador formoseño José Mayans justificó su permanencia de 24 años en el Senado, confió que tien para 24 más, defendió la reelección indefinida de Gildo Insfrán, relativizó los insultos del presidente Milei y reveló su esperanza de que el actual gobierno no termine el mandato. Una confesión de impunidad, eternización en el poder y desprecio por la institucionalidad democrática.

Las declaraciones del senador nacional José Mayans en el programa de Chiche Gelblung, por Crónica TV, dejaron expuesto un preocupante grado de impunidad, desprecio institucional y nostalgia por los tiempos en los que la casta gobernaba sin límites.
En respuesta a las duras críticas del presidente Javier Milei —quien en la Derecha Fest en Córdoba lo calificó como "morsa inmunda e impresentable de mierda" por haber afirmado que "en pandemia no hay derechos"—, Mayans ofreció una defensa que rozó el absurdo y confirmó que no solo se siente cómodo con los privilegios del poder eterno, sino que fantasea con una caída anticipada del actual gobierno nacional.
"Si Milei pierde las elecciones de medio término, se tiene que ir", afirmó sin rodeos, y ante la repregunta de Gelblung sobre si busca que el presidente no termine su mandato, redobló la apuesta: "Y sí, obviamente".
No conforme con su declaración destituyente, el senador que representa a Formosa desde 2001, se jactó de su longevidad en el cargo:
"El club de los culos rotos"
"Estoy para batir el récord del Senado de Estados Unidos, si Dios me da vida y salud voy por otros tres mandatos más", dijo sin pudor, y con una lógica perversa, agregó: "Cuanto más antiguo es un legislador, mejor. Somos como archivos vivientes".
En su intento de banalizar los calificativos de Milei, Mayans se mostró más molesto que haya tildado de "mandril"a los gobernadores, que por "morsa inmunda", asegurando que uno de los gobernadores interpretó que los estaban llamando "el club de los culos rotos". Una confesión que, lejos de aclarar, profundizó el bochorno y dejó en evidencia el nivel de debate al que está dispuesto a rebajarse parte del oficialismo provincial y sus aliados en el Congreso.
En defensa de Gildo Insfrán, Mayans repitió la ya desgastada justificación de que "la Constitución lo permite" y que "en Formosa los salarios le ganan a la inflación", afirmación que choca con los altos índices de pobreza estructural, clientelismo político y ausencia de manifestaciones por miedo a represalias.
Como broche, el senador también se refirió al juicio de Cristina Kirchner, afirmando que se la encarceló "para que no gane las elecciones", dando a entender que el sistema judicial es válido solo si protege a los suyos y descartando toda legitimidad de las instituciones republicanas.
Las palabras de José Mayans no solo exhiben el cinismo de una dirigencia política que ha hecho del poder una carrera vitalicia, sino que ponen en jaque los pilares básicos de la democracia: la alternancia, el respeto a los mandatos, el funcionamiento independiente de la justicia y la dignidad del debate público.
Su figura, lejos de representar al pueblo formoseño, es el símbolo más obsceno de la casta que buena parte de los argentinos desea dejar atrás.