Paoltroni denunció al Modelo Formoseño como un régimen de esclavitud moderna y pidió Intervención Federal en plena Convención Constituyente
En lo que fue uno de los discursos más encendidos de la jornada, el senador nacional por Formosa, Francisco Paoltroni, se plantó en el recinto de la Convención Constituyente y arremetió con fuerza contra el aparato de poder que sostiene desde hace casi tres décadas el gobernador Gildo Insfrán. Lo hizo a pesar de ser filmado discriminativamente de espaldas, a la distancia y con problemas de sonido, como parte de una estrategia oficial de invisibilización de las voces disidentes.

Lejos de intimidarse, Paoltroni apuntó directo al corazón del sistema con una frase que condensó el espíritu de su intervención:
🗣️ "Mi único problema acá es con el Modelo Formoseño."
Desde allí, el legislador nacional desgranó una crítica profunda y estructural que fue mucho más allá del debate constitucional: denunció el aniquilamiento del sector productivo, la falta de planificación en la obra pública, la esclavitud moderna a través del asistencialismo, y una política sistemática de expulsión de formoseños mediante la falta de oportunidades reales.
"Formosa hace 40 años tenía 300.000 hectáreas en producción, hoy tiene solo 120.000. En vez de generar empleo genuino, el modelo repartió tierras improductivas de una hectárea para vender la ilusión de que los ciudadanos son dueños de algo. Mientras tanto, 130.000 formoseños fueron obligados al exilio económico", denunció.
Con firmeza, Paoltroni puso en evidencia que el preámbulo de la Constitución —piedra angular de cualquier democracia— fue descartado del debate por decisión del oficialismo, que goza de los dos tercios necesarios para imponer todo, sin diálogo, sin concesiones, sin debate.
"Los mismos que hicieron trampa a la República en 2003 hoy pretenden escribir una nueva Constitución. Por eso exigimos la Intervención Federal para restablecer el sistema republicano y democrático en Formosa", subrayó.
Un discurso silenciado por cámaras y micrófonos
Pero no sólo el contenido de su mensaje fue potente. También lo fue el modo en que el poder intentó silenciarlo. Como ocurre sistemáticamente con cada voz opositora, la transmisión oficial lo mostró de espaldas, con un encuadre lejano, sin plano facial y con problemas de audio, dejando en evidencia una estrategia comunicacional deliberada de invisibilización política.
Mientras los convencionales oficialistas son exhibidos con calidad HD, sonido perfecto y hasta juegos de cámara en primer plano, a los opositores se los empuja al rincón técnico de la democracia: el de los que no deben ser vistos ni oídos.
La libertad empieza con la verdad
El mensaje de Paoltroni resonó como un grito incómodo en un salón diseñado para la obediencia:
"El modelo formoseño no busca la libertad de los ciudadanos. Les da casas sin título de propiedad, empleo estatal sin alternativas, y los condena a no decidir sobre su destino. Eso no es justicia social, es esclavitud moderna."
La denuncia no quedó allí. También puso a Formosa como el ejemplo más trágico del atraso sudamericano, señalando el desarrollo de Paraguay y otras regiones limítrofes en contraste con la situación formoseña.
Un discurso que interpela y un poder que incomoda
El discurso de Paoltroni no sólo desnudó la matriz autoritaria del sistema, sino que interpeló directamente a quienes todavía se callan por conveniencia, comodidad o temor. Porque como quedó demostrado desde el minuto uno, esta no es una Convención que busca modernizar la Constitución, sino una puesta en escena para consolidar el poder absoluto.
Y aunque intenten filmarlo de espaldas, silenciarlo con mal audio o esconderlo tras los micrófonos, la verdad dicha con coraje tiene un volumen que ningún operador puede bajar.