La política destructiva del "modelo formoseño": pagan $60 el kilo de banana y arruinan a los productores
Una política destructiva que llevó a la pérdida del 90% de la producción

El modelo productivo formoseño vuelve a mostrar su costado más cruel. Según denunciaron los pequeños productores nucleados en la Federación Agraria Argentina (Filial Laguna Naineck), el gobierno provincial, a través del PAIPPA —su programa "emblema" de apoyo a la producción local—, paga la irrisoria suma de $60 por kilo de banana madura, dejando prácticamente en la ruina a las familias productoras.
De acuerdo a la lista oficial de precios difundida por el propio PAIPPA, el Estado provincial paga $5.250 por cada cajón de 25 kilos de banana madura, puesto en camión. Sin embargo, ese monto dista mucho de representar lo que realmente percibe el productor, ya que debe absorber todos los costos: corte de la fruta, compra del cajón vacío, embalaje, maduración en cámara, traslado y carga en el camión.
Estos gastos alcanzan aproximadamente $3.750 por cajón, lo que deja en el bolsillo del productor apenas $1.500 por cada caja de 25 kilos. En términos reales, el gobierno provincial paga solo $60 por cada kilo de banana procesada.
Entre la ruina y el abandono
La situación es desesperante: más del 90% del área de cultivo de banana en Formosa ya se perdió en los últimos años debido a lo que los propios productores califican como la "política destructiva" del gobierno provincial.
Lejos de revertir esa tendencia, el Estado no solo compra cantidades mínimas de lo poco que queda en pie, sino que además paga un precio indigno y en muchos casos demora hasta 90 días en efectivizar los pagos.
Voces del campo formoseño
Los productores denuncian que esta política no solo los empobrece sino que desalienta a las nuevas generaciones a permanecer en el campo, destruyendo así la identidad productiva de toda una región.
Lo que alguna vez fue orgullo de Laguna Naineck y del norte formoseño —la producción bananera local— hoy es apenas un vestigio, víctima de la indiferencia oficial.
Conclusión
Mientras el gobierno se jacta de su "modelo productivo", la realidad muestra otra cara: pequeños productores que apenas sobreviven, abandonados y obligados a malvender su esfuerzo por monedas.
La pregunta que queda flotando es inevitable:
¿Es este el "modelo formoseño" que dicen defender, uno que condena a la desaparición de la producción local y humilla a quienes aún resisten en el campo?