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Pedofilia política

Adoctrinamiento y abuso: la Policía formoseña convertida en herramienta proselitista del régimen

En Formosa, el Día de las Infancias volvió a ser utilizado como escenario para el adoctrinamiento político más obsceno. Lo que debería ser una celebración genuina para los niños, se convirtió en un acto de propaganda del gildismo, con la Policía provincial actuando como brazo ejecutor de un régimen que no distingue entre Estado y partido.

Desde la Radio de la Policía, los portales institucionales de la fuerza y los medios hegemónicos financiados con la abultada billetera del gobierno provincial, se difundieron fotos de supuestos agasajos a niños y niñas enmarcados por gigantografías y carteles con la imagen de Gildo Insfrán. En una muestra más de la sumisión de la fuerza de seguridad, uniformados aparecieron sonrientes en actividades teñidas de proselitismo, promoviendo lo que en los hechos constituye una forma de adoctrinamiento infantil que linda con lo que muchos padres ya califican como una pedofilia política.

El ejemplo más escandaloso se dio en el Paraje El Solitario, donde integrantes del Puesto de Vigilancia local marcharon como si fueran en operativo de infantería hasta la cancha de la comunidad para sumarse al festejo organizado por "la comunidad organizada". La crónica oficial, publicada en la web de la Policía, narró la actividad casi como un parte de prensa partidario: "La Policía acompañó el agasajo por el Día de las Infancias", ilustrando la noticia con imágenes de niños rodeados de efectivos y carteles de Insfrán.

Detrás de esta "jornada recreativa", lo que se revela es la colonización del espacio público por parte del régimen, que utiliza a la Policía no ya como fuerza de seguridad sino como un aparato de propaganda partidaria.

Que una institución armada del Estado, financiada con los impuestos de todos los formoseños, se preste a decorar escenarios infantiles con la iconografía de un gobernador, no es otra cosa que una violación obscena a la neutralidad institucional y un atentado contra los derechos de la niñez.

Lo que en cualquier democracia sería motivo de repudio y escándalo, en Formosa se presenta como algo "normalizado": policías y funcionarios estatales al servicio de un único objetivo, la perpetuación del poder del clan Insfrán. El Ministerio de Gobierno, Seguridad y Justicia no sólo habilita estas prácticas, sino que las promociona, consolidando la idea de que en Formosa no existe distinción entre policía, partido y propaganda.

La postal es tan grotesca como peligrosa: niños usados como escenografía política, policías convertidos en animadores partidarios y medios hegemónicos dedicados a reproducir un relato que degrada la dignidad ciudadana. Una práctica que no sólo merece ser denunciada, sino también desterrada de una provincia que hace tiempo clama por democracia, respeto y libertad.