Insfrán lanzó su campaña con groserías, clientelismo y recursos públicos desde una escuela en El Colorado
En lo que debería haber sido un espacio educativo, el gobernador Gildo Insfrán transformó el Instituto Superior de Formación Docente "República Federal de Alemania" en El Colorado en el escenario de su lanzamiento electoral rumbo al 26 de octubre.

Con transmisión en vivo de la cadena oficial y la comunidad educativa convertida en público cautivo, el mandatario volvió a mostrarse en campaña, financiada con recursos del Estado, y lo hizo con un discurso plagado de agravios y expresiones poco catedráticas como "la tienen adentro" o "tan estúpido".
La "docta" del nepotismo
Desde El Colorado —que Insfrán insiste en llamar pomposamente "la docta" mientras en la práctica simboliza el nepotismo, el autoritarismo, el clientelismo y la corrupción— el gobernador ratificó que su "marcha triunfal" ya está en curso. "Hoy primero de septiembre, desde El Colorado, empezamos la marcha triunfal del 26 de octubre", repitió entre aplausos.
Un acto proselitista disfrazado de institucional
Lejos de hablar de educación o políticas públicas, Insfrán centró su discurso en la defensa de su "Modelo Formoseño", criticando a los medios nacionales, desacreditando a las redes sociales y atacando con dureza a quienes califican a su gestión como empobrecedora.
"Qué lástima que formoseños tengan que pensar de esa manera y que se quiera disminuir con eslóganes tan estúpidos", lanzó.
Incluso recordó la elección del 29 de junio para presentarse como invencible, pese a que encuestas nacionales lo ubican entre los gobernadores con peor imagen.
Entre el mito y la grosería
Con tono mesiánico, Insfrán habló de "un pueblo esclarecido" que no se deja influenciar por medios ni opositores, y remató su arenga política apelando a Diego Maradona: "Quédense tranquilos… la tienen adentro".
El contraste fue evidente: mientras la educación pública provincial atraviesa problemas de infraestructura, falta de recursos y docentes precarizados, el gobernador utilizó una escuela como tribuna partidaria para perpetuar un modelo de poder que lleva casi tres décadas enquistado.