Insólito: Kicillof advierte que no puede garantizar la seguridad del Presidente en su propia provincia
El gobernador bonaerense Axel Kicillof difundió una carta pública con duras críticas al presidente Javier Milei, en la antesala del acto de cierre de campaña de La Libertad Avanza en Moreno. En un giro insólito, el mandatario provincial aseguró no poder hacerse responsable de la seguridad del Jefe de Estado en territorio bonaerense, responsabilizó al propio Milei de cualquier hecho de violencia y, como si fuera poco, recomendó a los vecinos de la zona "no acercarse" al evento.

Un mensaje contradictorio y alarmista
Lejos de transmitir calma, Kicillof sembró dudas sobre la seguridad en su propia provincia. "Hay miles de razones para querer expresar enojo a un Presidente que no hizo nada por Moreno. Pero el verdadero modo de expresar ese enojo no es con gritos ni con piedras: es con votos el domingo", dijo, en un claro llamado a la confrontación política disfrazado de advertencia preventiva.
En su misiva, el gobernador recordó incidentes en Lomas de Zamora, Junín y Corrientes, pero eligió desligarse de la cuestión central: la responsabilidad primaria en materia de seguridad dentro de la provincia que gobierna.
El recurso de victimizarse
Kicillof acusó al Gobierno nacional de utilizar "el caos y la violencia como estrategia de comunicación" y de recurrir al miedo por su incapacidad de "ganarse el afecto de la gente". Sin embargo, fue él mismo quien recomendó a los bonaerenses evitar participar de un acto político que, guste o no, se desarrolla en suelo provincial y con autorización de las autoridades competentes.
El mensaje, cargado de victimismo, terminó siendo un golpe a la institucionalidad: un gobernador que admite no confiar en la organización de un acto electoral y que, en lugar de garantizar orden y seguridad, le advierte a los vecinos que se queden en sus casas.
Responsabilidad invertida
El mandatario bonaerense afirmó: "La seguridad del presidente está a cargo de Casa Militar y las fuerzas federales. Como siempre hemos hecho, cumpliremos con la solicitud y realizaremos un gran operativo en la zona, respondiendo a las indicaciones del comando unificado por Casa Militar, pero no confiamos en este Gobierno".
La contradicción es evidente: anuncia que desplegará un operativo, pero al mismo tiempo advierte que cualquier hecho de violencia será culpa exclusiva del presidente de la Nación. Una postura que lo exime de responsabilidad política y busca instalar un eventual culpable antes de que ocurra cualquier hecho.
Un discurso que erosiona la institucionalidad
Kicillof cerró su carta con un llamado al voto como "frente a la violencia, al autoritarismo y a la mentira". Sin embargo, su intervención pública quedó marcada por la paradoja de un gobernador que, en lugar de asumir el rol institucional de garantizar paz social en su territorio, opta por advertir, acusar y sembrar temor.
Más que un gesto de prudencia, su carta terminó siendo un documento político de campaña, en el que buscó culpar a Milei antes de tiempo y lavarse las manos de su obligación básica como gobernador: cuidar a todos los ciudadanos —incluido el Presidente de la Nación— que transiten la provincia de Buenos Aires.