PAIPPA: 28 años del "modelo del hambre" que destruyó la cultura del trabajo y convirtió a Formosa en tierra de dependencia
Mientras el oficialismo celebra un nuevo aniversario del programa emblema de Gildo Insfrán, surgen críticas severas por la destrucción deliberada del aparato productivo, la manipulación de recursos públicos, la aniquilación de la cultura del trabajo, y el sometimiento político que transformó a una provincia agroindustrial en un laboratorio de clientelismo.

El 15 de septiembre de 1996, Gildo Insfrán lanzaba con pompa el Programa de Asistencia Integral al Pequeño Productor Agropecuario (PAIPPA), presentado como una revolución rural para rescatar a los pequeños productores. Veintiocho años después, lo que el oficialismo festeja como un logro histórico es cuestionado por dirigentes y vecinos como el origen del asistencialismo populista que destruyó la cultura del trabajo, la producción y la autonomía del campo formoseño.
De acuerdo con diversas voces críticas, el PAIPPA no fue un accidente ni una política inevitable, sino una decisión política deliberada para reemplazar la pujante producción algodonera por un esquema de dependencia. "Formosa alguna vez fue la segunda productora de algodón del país, con más de 26 desmotadoras, fábricas textiles y la emblemática Alpargatas. Hoy solo queda un paisaje de huertas de subsistencia y beneficiarios de planes sociales", recordó un ex funcionario que trabajó en el Banco Provincial.
Murdoch, exintendente y actual funcionario del oficialismo, admitió públicamente en un acto escolar –con alumnos presentes, cadena provincial y el propio Insfrán aplaudiendo– que la destrucción del aparato productivo fue una decisión política y no un accidente del mercado. "Lo que para el oficialismo es orgullo, para la memoria de los formoseños es una confesión brutal", resumió un dirigente bananero de la Federación Agraria.
La crítica se repite: el PAIPPA reemplazó empresarios rurales por beneficiarios del Estado, transformó la producción en dependencia y el esfuerzo en clientelismo político. Acosta, exbancario y productor, lo resumió así: "Antes de Insfrán, Formosa tenía 140.000 hectáreas en plena producción. Hoy tenemos apenas el 10% de aquella siembra. El PAIPPA destruyó la cultura del trabajo y condenó a la provincia a la pobreza".
El contraste con las provincias vecinas es contundente. Mientras Chaco sembró en la última campaña 220.000 hectáreas de algodón y fortaleció su infraestructura agrícola, Formosa apenas alcanzó 12.000 hectáreas y perdió su ramal ferroviario C25, su puerto operativo y su banco de fomento, transformando activos productivos en símbolos de abandono. "En lugar de puertos tenemos uno nuevo que nunca funcionó, en lugar de ferrocarril quedan durmientes enterrados y en lugar de banca de desarrollo hay una caja financiera del poder", resumió un referente rural.
Las críticas también apuntan al uso partidario de los recursos del Estado. Los actos oficiales del PAIPPA, señalan, exhiben banderas y consignas del partido gobernante y se transmiten por cadena provincial, convirtiendo un programa social en plataforma de propaganda. "El gobierno desdibujó la línea que separa lo público de lo partidario", denunció un legislador opositor.
Para muchos formoseños, el PAIPPA inauguró el "modelo del hambre y del miedo": un sistema de asistencia que garantiza votos a cambio de dependencia y somete a comunidades enteras bajo la lógica del clientelismo. "Antes éramos productores, ahora somos rehenes de planes y punteros", resumió un vecino del norte provincial.
Hoy, al cumplirse 28 años de su lanzamiento, queda en la ciudadanía decidir si seguirá aplaudiendo el relato del fracaso como si fuera un mérito, o comenzará a reconstruir una Formosa productiva, libre y con futuro. El escudo provincial, que alguna vez representó trabajo y progreso, hoy es para muchos el símbolo de una promesa incumplida.