Parola refuerza el relato oficial y avala la patoteada contra Atilio Basualdo
La diputada nacional María Graciela Parola se sumó a las embestidas de Gildo Insfrán y Agustín Samaniego contra Atilio Basualdo, justificando el escrache violento que sufrió en un barrio tomado por punteros y narcos y acusándolo de "traicionar" al pueblo. La doble vara oficialista expone la persecución sistemática a la disidencia.

En un clima de creciente hostigamiento a la oposición en Formosa, la diputada nacional María Graciela Parola decidió sumarse a las embestidas del gobernador Gildo Insfrán y del diputado Agustín Samaniego contra el intendente de Las Lomitas y candidato a diputado nacional por La Libertad Avanza, Atilio Basualdo.
En lugar de repudiar el escrache y la patoteada organizada en un barrio tomado por punteros y narcos —episodio denunciado públicamente— Parola respaldó el relato oficialista y responsabilizó al propio Basualdo de recibir "el repudio popular", acusándolo de "resentido" y de "traicionar la voluntad popular".
El blanco: un candidato opositor
Parola calificó al intendente lomitense como "el ahora libertario" y aseguró que "debería rendirle cuentas al pueblo" por haber pasado del Partido Justicialista a La Libertad Avanza. Con esta frase, refuerza el argumento de Insfrán y Samaniego que intenta presentar a Basualdo como un traidor y merecedor del escarnio público.
Lo llamativo es que Parola omitió mencionar el contexto de violencia e intimidación en el que se produjeron los hechos y avaló tácitamente la acción de punteros y narcos en un operativo solidario nacional.
La doble vara del oficialismo
La diputada, además, acusó a Basualdo de "andar haciendo campaña política con recursos del Estado nacional", reproduciendo una acusación habitual del gildismo contra la oposición. Sin embargo, no cuestionó los recursos millonarios del Estado provincial puestos al servicio de la campaña permanente de Gildo Insfrán, que desde hace décadas convierte cada acto institucional en un mitin político financiado con fondos públicos.
Así, Parola encarna la "doble vara" del oficialismo: condenar como "escandaloso" en la oposición lo que el propio oficialismo practica a diario, con un aparato de propaganda, logística y movilización sostenido con la coparticipación federal.
Una lista de agravios sin autocrítica
En su embestida, Parola acusó a Basualdo de ser "cómplice" del "saqueo de Milei", de la "paralización de la obra pública" y de un rosario de políticas nacionales. Pero no explicó por qué la provincia lleva décadas perdiendo capacidad productiva y empleo privado mientras profundiza la dependencia de los planes asistenciales.
La diputada recurrió al agravio personal y al etiquetado ideológico ("panqueque", "resentido", "cómplice") en lugar de debatir propuestas concretas para mejorar la vida de los formoseños. Con ello, repitió la estrategia del oficialismo de estigmatizar al adversario en vez de debatir ideas.
La demonización de la disidencia
Las declaraciones de Parola muestran cómo el oficialismo formoseño construye un relato binario para demonizar a los disidentes y justificar la violencia política. El escrache a Basualdo se presenta como "repudio popular" mientras se oculta la organización detrás de punteros y recursos estatales.
En democracia, cambiar de espacio político no es traición sino un derecho, y los funcionarios tienen la obligación de garantizar seguridad y libertad para todos los dirigentes, sin importar su filiación partidaria.
El trasfondo: un aparato que no tolera fugas
Al sumarse al discurso de Insfrán y Samaniego, Parola envía un mensaje de disciplina interna y miedo externo: quien se aparta del "Modelo Formoseño" será perseguido, escrachado y deslegitimado públicamente . Este mecanismo no sólo deshumaniza a la oposición, sino que también inhibe la participación ciudadana y profundiza la hegemonía del oficialismo.