En el cumpleaños 62 de Ramón "Agüita" Ocampo, su familia volvió a exigir justicia y apuntó directamente contra Armando Felipe Cabrera
El domingo 12 de octubre, día en que Ramón "Agüita" Ocampo habría cumplido 62 años, su familia volvió a levantar la voz para exigir justicia y esclarecer las circunstancias de su muerte, rodeada de irregularidades, silencios y sospechas. En un clima de miedo y opresión, sus hijos denunciaron el encubrimiento policial y político que, aseguran, busca garantizar la impunidad del diputado provincial y presidente de la Legislatura, Armando Felipe Cabrera, a quien señalan como el responsable político y moral del crimen.

"Mi papá no se suicidó. Lo mandaron a matar."
Los hijos del reconocido contratista de la construcción, que durante más de dos décadas trabajó para Cabrera, reiteraron que la versión oficial de "suicidio" es una farsa policial destinada a cerrar el caso sin investigar a los verdaderos responsables. "Mi papá no se suicidó. Lo mandaron a matar porque le debían millones por las obras que hizo para Cabrera", sostuvieron con dolor y firmeza frente a la prensa local.
Según relataron, Ramón Ocampo salió de su casa el día de su muerte decidido a cobrar una millonaria deuda o paralizar las obras que estaba realizando para el diputado. Horas después de una conversación con el propio Cabrera —en la que le prometió "resolver todo" tras una discusión con su administrador—, Ocampo fue hallado sin vida. Esa misma noche, el administrador y concejal electo Carmelo Barrios resultó baleado.
"Cabrera es el responsable. Mi papá salió a cobrar lo que le debían y no volvió más. Los dos, Ocampo y Barrios, son víctimas del mismo poder", denunció uno de los hijos frente a la empresa del legislador.
Pruebas que desmienten la versión oficial
Desde el primer momento, la familia Ocampo desmintió categóricamente la versión policial.
Aseguran que no hubo ningún rastrillaje ni búsqueda por parte de la policía.
Sostienen que el cuerpo fue hallado por los propios familiares, no por las fuerzas de seguridad.
Presentaron fotografías que muestran lesiones, hematomas y marcas de defensa en el cuerpo de Ocampo.
Denuncian que el vehículo tenía un disparo en la puerta del conductor, contradiciendo la hipótesis de un suicidio.
Señalan que ningún vecino escuchó disparos y que el cuerpo habría sido plantado en el lugar.
A esto se suma la sospecha de irregularidades en el acta de defunción, la cual —según los hijos— fue adulterada, consignando una hora de muerte posterior a la que ellos mismos constataron.
Un pedido de justicia que no se apaga
Acompañados por vecinos, trabajadores y amigos, los hijos de "Agüita" realizaron una emotiva manifestación en su memoria, encendiendo velas y reclamando que la Justicia actúe con independencia. "Queremos que se investigue a fondo el rol de Cabrera y de su entorno. No pedimos venganza, pedimos verdad y justicia", expresaron entre lágrimas.
Los familiares también reiteraron su denuncia por hostigamiento y persecución policial, señalando que son vigilados constantemente desde que comenzaron a reclamar. "Nos quieren callar, pero no lo van a lograr. Vamos a seguir hasta el final. Mi papá no se suicidó. Lo mataron, y todos en Ibarreta lo saben", concluyeron.
Silencio político y una causa que incomoda
Mientras tanto, desde el oficialismo provincial no hubo declaraciones. El expediente judicial sigue bajo sumario estricto y sin avances concretos. En Ibarreta, la sensación es unánime: hay miedo, pero también hay indignación.
En el día en que "Agüita" habría cumplido 62 años, su familia lo recordó no solo como un trabajador incansable, sino como un símbolo de lucha frente a la impunidad. "Su memoria es nuestra bandera. No vamos a callar hasta que se haga justicia", repitieron sus hijos.