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Domingo 26 de Octubre, 2025
 
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🗳️ Formosa vota entre la violencia, el miedo y la manipulación: un clima tenebroso marca las elecciones del 26 de octubre

Violencia política, parcialidad judicial y violaciones a la veda electoral: la provincia más feudal de la Argentina llega a las urnas bajo un escenario polarizado y sospechado.

Formosa llega a las urnas este 26 de octubre para elegir a sus diputados nacionales en un contexto que ya se perfila como uno de los más turbios, polarizados y peligrosos de los últimos años.

Lo que debería ser una fiesta democrática se transformó en una contienda marcada por la violencia política, la manipulación judicial y la impunidad institucional, donde el aparato del Estado actúa como herramienta electoral del poder.

 
⚠️ Violencia que cruzó el Bermejo

La semana previa a los comicios estuvo signada por graves hechos de violencia protagonizados por punteros del Estado provincial contra militantes opositores.

Los ataques a quienes se atrevieron a desafiar la hegemonía del gildismo cruzaron el Bermejo y estallaron en los medios nacionales, generando un repudio generalizado —incluso del propio presidente de la Nación— ante la brutalidad con que se intenta disciplinar a la disidencia política en la provincia.

Estos episodios no fueron hechos aislados: son la consecuencia directa de un modelo político que se sostiene sobre el miedo, la obediencia y la represión, donde toda expresión opositora es percibida como una amenaza al poder absoluto de Gildo Insfrán.

 
⚖️ Una Junta Electoral al servicio del poder

A la violencia en las calles se suman los escándalos institucionales que salpican a la Junta Electoral Nacional – Distrito Formosa, integrada por el juez federal Pablo Morán, el fiscal Luis Benítez y el presidente del Superior Tribunal de Justicia Guillermo Alucín, todos de reconocida militancia gildista.

En lugar de actuar como garantes de la legalidad, estos magistrados se comportaron como empleados políticos del apoderado del Partido Justicialista, Armando "Papacito" Cabrera, bloqueando sistemáticamente las actividades de campaña de La Libertad Avanza (LLA) y dando vía libre a los pedidos del oficialismo.

Mientras la Junta prohibía a LLA utilizar estructuras del Estado nacional, miraba hacia otro lado ante décadas de abuso de recursos públicos del gobierno provincial en cada proceso electoral.

 
📰 Veda electoral violada y doble vara judicial

El escándalo se profundizó cuando el propio gobierno provincial violó abiertamente la veda electoral desde su agencia oficial de noticias, Agenfor, difundiendo propaganda partidaria y actos proselitistas en plena prohibición.

Pese a las reiteradas denuncias, la Junta Electoral no respondió ninguno de los reclamos de LLA, mientras seguía aprobando —con celeridad sospechosa— cada pedido del apoderado del Frente de la Victoria.

Incluso, la oposición denunció que reclamos básicos, como el retiro de carteles de propaganda gubernamental frente a las escuelas y a menos de 80 metros de los centros de votación, ni siquiera fueron tratados por el tribunal electoral.

 
🧩 El poder judicial provincial se queda con el control del comicio

El punto más grave llegó cuando el juez Morán y toda la Junta decidieron otorgar poder de intervención electoral al seudo Defensor del Pueblo, Leonardo Gialluca, y a los Juzgados de Paz provincialestodos vinculados al aparato político de Insfrán—, mientras negaban con los mismos argumentos la participación de la Dirección Nacional Electoral (DNE), organismo técnico y legítimo del Estado nacional.

La resolución, a todas luces irregular, viola el Código Electoral Nacional, que no otorga facultades electorales a los jueces de paz provinciales ni a la Defensoría del Pueblo. Aun así, el tribunal los habilitó a ingresar a las escuelas, supervisar las cabinas de votación y "verificar" las condiciones del comicio, como si fueran autoridades electorales.

El apoderado de La Libertad Avanza denunció que la Junta se extralimitó en sus funciones, otorgando poder a funcionarios del propio gobierno provincial en detrimento de la imparcialidad y la transparencia del proceso.

 
💬 Una democracia tutelada

Con una justicia cooptada, una oposición perseguida y una estructura electoral controlada por el propio poder político, Formosa votará bajo un clima de intimidación y sospecha.

La provincia que hace 36 años vive bajo el mismo liderazgo llega a estas elecciones con una democracia tutelada, donde las reglas se manipulan y las instituciones sirven al poder de un solo hombre.

 
Conclusión:

Este domingo 26 de octubre, los formoseños irán a las urnas en medio de un escenario de miedo, desigualdad y manipulación, que deja en evidencia que el "modelo formoseño" ya no es un sistema político: es un mecanismo de control total.

Lo que se juega en Formosa no es solo una elección: es la posibilidad de recuperar la república en una provincia donde el voto, cada vez más, se parece menos a un acto libre y más a un ritual bajo vigilancia.